Este proyecto de Mario Kreutzberger que nació como un programa maratónico de TV para recaudar fondos para una institución, logró unir a los chilenos y se convirtió en un fenómeno comunicacional único en el mundo. No existe otro país que logre aunar a todos los medios de comunicación, los artistas y a más 25 empresas auspiciadores en una fecha determinada y con un objetivo común.
Treinta años después es indudable que Teletón es la obra más importante que se ha realizado a favor de los niños y jóvenes discapacitados; no sólo por trabajar en la rehabilitación de ellos sino por haber producido un cambio cultural en pro de la dignidad del discapacitado y de sus derechos.
La confianza que el público tiene en la figura del carismático animador, ha sido fundamental para la consolidación de esta obra que no tiene distingos sociales ni políticos y que se funda en la solidaridad y la emoción.
Así fue posible que desde 1978 a la fecha, se construyeran diez centros de rehabilitación a lo largo de Chile, siempre respetando las características de la zona, sus pacientes y la geografía del lugar pero manteniendo los objetivos arquitectónicos del primero de ellos, el de Santiago.
Mientras, los Institutos de Arica, Iquique, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Talca, Concepción, Temuco y Puerto Montt, más el de la capital atienden a más de 26 mil pacientes, es decir son niños que están en tratamiento para su rehabilitación. De ellos, cerca del 68% es menor de catorce años, y sobre el 80% proviene de familias pobres o de extrema pobreza.
En sus primeros 28 años de vida la Sociedad Pro Ayuda del Nino Lisiado atendió a 1.800 niños, a partir de la Teletón, ya son más de 68 mil los pequeños discapacitados que han conocido la palabra rehabilitación.
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